El 5 de septiembre, el Consejo Federal Pesquero estableció nuevas cuotas de captura para merluza Polaca, Merluza Negra y Merluza de Cola, que se otorgarán a empresas pesqueras por un período de 15 años. Esta decisión, sin embargo, desató una controversia significativa debido a alegaciones de “coimas” para direccionar las capturas de merluza hubbsi a la provincia de Santa Cruz.

El escándalo ha intensificado la atención del gobierno sobre la industria pesquera argentina, en un contexto en el que la administración de Javier Milei ya había mostrado intenciones de reformar el sector. La propuesta de modificación del Régimen Federal Pesquero dentro del proyecto de ley ómnibus enviado al Congreso no logró obtener apoyo, con la oposición total de los legisladores.

Algunos sectores de la industria pesquera han alertado que la polémica podría ser parte de una estrategia del ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, para intervenir en el sector. Este movimiento podría estar orientado a abrir el mercado a flotas extranjeras mediante licitaciones internacionales, una medida actualmente prohibida por la Constitución Nacional. Jorge Frías, Secretario General de la Asociación Argentina de Capitanes, Pilotos y Patrones de Pesca, se mostró firme en su rechazo: “No van a poder con la pesca argentina”.

La crítica hacia la política actual refleja un cambio en la estrategia económica del gobierno, que parece priorizar la primarización de la economía sobre el desarrollo industrial. Este enfoque recuerda a la era en la que Argentina era conocida como “el granero del mundo”, enfocándose en la exportación de materias primas en lugar de desarrollar industrias que generen valor agregado.

La industria pesquera, que cuenta con alrededor de 500 flotas de bandera argentina, exporta el 90% de su captura, generando unos 1.700 millones de dólares anuales a través de 30 grupos empresariales, tanto nacionales como extranjeros. Sin embargo, el sector enfrenta serios problemas laborales, con solo 25 mil de los 100 mil puestos de trabajo registrados, según el Observatorio de Empleo y Dinámica Empresarial. Las condiciones laborales son precarias, con alta inestabilidad y riesgos para la vida de los tripulantes.

Aunque estos problemas laborales han sido persistentes a lo largo de los años, la reciente atención del gobierno y la figura de Sturzenegger como candidato para abordar la cuestión sugieren un interés renovado en reformar el sector. La situación genera incertidumbre sobre cómo estas medidas podrían afectar a la industria y a sus trabajadores en el futuro.