La inversión real registró un nuevo retroceso en noviembre de 2024, cayendo un 0,9% en comparación con el mismo mes del año anterior. Aunque este descenso sigue siendo negativo, representa la menor caída desde septiembre de 2023, cuando comenzó la tendencia bajista. Sin embargo, en relación con octubre de 2024, el indicador también mostró una disminución del 0,9%, lo que refuerza la desaceleración de la inversión en el último trimestre del año.

Según el índice de Inversión Bruta Interna Mensual (IBIM) de la consultora Orlando Ferreres, la inversión acumuló un deterioro del 17,1% entre enero y noviembre de 2024, en comparación con el mismo período del año anterior. Este descenso es un reflejo de la debilidad del mercado interno y de las dificultades estructurales que enfrenta la economía argentina.

El desglose del índice muestra una situación desigual entre las diferentes áreas de inversión. Mientras que la categoría de Maquinaria y equipo creció un 10,4% en términos interanuales, la de la Construcción sufrió una contracción del 10,5%. Según Ferreres, el aumento en la compra de maquinaria y equipos durables, impulsado principalmente por las importaciones, fue el principal motor de la inversión en 2024. No obstante, esta expansión se ve opacada por los desafíos en el sector de la construcción, que enfrenta serios obstáculos debido a la política cambiaria.

El informe destaca que el tipo de cambio juega un papel crucial en esta dinámica. La devaluación del peso, combinada con la inflación interna, ha incrementado considerablemente el costo de los insumos para la construcción, ya que se requieren más dólares para cubrir el mismo monto de inversión por metro cuadrado. Esto ha hecho que el sector sufra un retroceso aún más pronunciado, con una caída del 22,8% en el caso de la construcción.

Con estos resultados, las perspectivas para 2025 siguen siendo inciertas. El informe subraya que la política cambiaria será un factor determinante en la evolución de la inversión, junto con la recuperación de la actividad económica, el poder adquisitivo de los salarios y la marcha del RIGI (Reglamento de Inversión y Garantías de Inversión). Estos elementos serán claves para determinar si la inversión puede retomar una senda de crecimiento o si continuará en su tendencia negativa.