

En una reciente entrevista en el programa Degremiales de FM Radio RealPolitik, Nicolás Masi, Secretario General del Sindicato de Policía Bonaerense (SIPoBA), abordó temas candentes sobre la situación de la fuerza policial, la inseguridad y la corrupción que afecta tanto a los uniformados como a la sociedad.
Masi comenzó su intervención recordando la fundación del SIPoBA, el primer sindicato de policía en Argentina, creado en 1989. El dirigente destacó la importancia de la sindicalización policial en América Latina, mencionando que países como Uruguay, Estados Unidos y diversas naciones europeas cuentan con este tipo de representaciones.
La violencia en la calle: un tema de preocupación
Uno de los puntos más fuertes de Masi fue la creciente violencia que se vive en las calles. En su intervención, expresó su preocupación por la actitud de los efectivos de la policía en los enfrentamientos con civiles. Según Masi, muchos policías, especialmente los más jóvenes, actúan con una “cara de satisfacción” al agredir a los manifestantes, lo que, para él, es un claro ejemplo de cómo el entrenamiento policial les enseña a ver al ciudadano como un enemigo. "El policía está condicionado a pensar que el que tiene adelante no es un ciudadano, sino el enemigo", comentó, refiriéndose al adiestramiento que reciben los agentes desde sus primeros días en la fuerza.
El secretario general de SIPoBA también se mostró alarmado por las prácticas de represión, como el uso indiscriminado de gases lacrimógenos y gas pimienta. "Es sorprendente ver cómo algunos policías se sienten satisfechos al agredir a los manifestantes", aseguró.
La división dentro de la policía y la corrupción estructural
Masi no escatimó en críticas hacia la estructura interna de la policía, destacando que, aunque existen muchos efectivos comprometidos con su labor y al servicio de la sociedad, los altos mandos están marcados por la corrupción. Según sus palabras, la "casta dentro de la policía" se beneficia de un sistema que permite la delictividad, muchas veces amparado por el gobierno de turno. "Los policías que delinquen están protegidos por quienes están en el poder", afirmó.
En relación a la situación económica, Masi comentó que la corrupción dentro de las fuerzas de seguridad no disminuye con la mejora de la situación económica del país, sino que, por el contrario, los efectivos con poder en la estructura policial se aprovechan de la oportunidad para profundizar sus prácticas delictivas.
La inseguridad y los efectos de la política gubernamental
Uno de los momentos más polémicos de la entrevista fue cuando Masi abordó el paro docente y el anuncio del gobierno de descontar sueldos a los maestros. Masi cuestionó la respuesta del gobierno ante los reclamos de los docentes y comparó esta actitud con la de la policía. En su opinión, este tipo de respuestas atípicas del gobierno, que nunca antes se habían visto en la provincia, son indicativas de un clima de tensión y un manejo errático de la política interna.
El sindicalista también se mostró crítico con la gestión de la seguridad en los municipios, destacando que muchos intendentes, como el de Ensenada, se ocupan y preocupan por la situación de los policías, mientras que otros municipios desatienden la seguridad de los ciudadanos.
La falta de recursos y la sobrecarga de trabajo
Masi no dejó de señalar otro grave problema: la falta de recursos en las comisarías. Aseguró que muchos de los vehículos policiales están en malas condiciones y no cumplen con los estándares necesarios para la seguridad. "La policía está trabajando con patrulleros que no pasan la verificación técnica vehicular", indicó, al mismo tiempo que subrayó la falta de reposición de vehículos y equipamiento.
Además, mencionó que los policías, especialmente los de los sectores más bajos, sufren la presión de un sistema que no les provee los medios adecuados para realizar su trabajo correctamente.
Una mirada a la corrupción interna de la policía
Masi también se refirió a la corrupción que persiste dentro de las fuerzas de seguridad, describiendo cómo los jefes policiales recaudan fondos ilegales a través de prácticas como el cobro de "aportes" o "impuestos" a los efectivos. "El jefe de policía tiene que hacer de recaudador, porque la seguridad es vista como una fuente de ingresos más", dijo.
Según Masi, la corrupción policial atraviesa todos los niveles y está relacionada con la estructura política del país. "El dinero que se recauda no llega a la base, sino que termina en manos de quienes están arriba, en el nivel político", denunció.
Conclusión: "El rechazo a la corrupción debe empezar desde arriba"
Finalmente, Masi reflexionó sobre la necesidad de un cambio radical en la gestión de la seguridad y la política en Argentina. Según él, el principal obstáculo para una mejora en la situación de la policía y de la sociedad en general es la corrupción que permea todos los niveles del poder. "La única salida es que el rechazo a la corrupción empiece desde arriba", concluyó, dejando claro su escepticismo respecto a la capacidad de los gobiernos actuales para lograr un verdadero cambio en la seguridad y en la administración pública.
La entrevista reveló un panorama complicado y preocupante sobre la situación de la policía en Argentina, evidenciando la necesidad urgente de una reforma estructural para mejorar las condiciones laborales de los agentes y, sobre todo, para garantizar una mejor relación con la sociedad.