Lo que se vivió en el cierre del Coloquio de IDEA fue un reflejo del momento político y económico que atraviesa Argentina, y las expectativas que muchos tenían se vieron empañadas por un discurso que, aunque moderado, carecía de profundidad en ciertos temas. Javier Milei, rodeado de un ambiente controlado y con un fuerte operativo de seguridad, presentó una visión de Argentina como un "caso de negocio", una analogía que no resonó del todo con la audiencia empresarial.

Los ecos del pasado, con referencias a Menem, resaltaban la distancia entre el carisma del ex presidente y el tono más apagado de Milei. Mientras en el auditorio los empresarios aplaudían a intervalos, afuera, una manifestación estudiantil recordaba que su presencia no era bien recibida por todos. Con carteles exigiendo financiamiento para las universidades y criticando su gestión, la protesta se convirtió en un contrapeso a las palabras del presidente.

Un Discurso Centrado en la "Pesada Herencia"

Milei dedicó gran parte de su tiempo a hablar sobre la "pesada herencia" que recibió, un recurso retórico que ha sido constante en su gestión. Sus pronósticos alarmantes sobre la inflación y la pobreza, aunque impactantes, fueron percibidos por algunos empresarios como excesivos. Las afirmaciones sobre el desempleo y las jubilaciones, que no coincidían con los datos oficiales, generaron escepticismo y preocupación entre los asistentes. 

La recomendación de un libro que, irónicamente, fue parte de una crítica política más amplia, también mostró una falta de conexión con el momento. Al final del día, el presidente parecía más enfocado en justificar su gestión que en ofrecer una visión clara y optimista sobre el futuro del país.

Un Público Cauteloso

La reacción de los empresarios fue un tanto mixta. Algunos reconocieron que el tono más moderado de Milei era preferible a sus arrebatos anteriores, pero el contenido del discurso no logró captar su atención de manera efectiva. "Habló mucho del pasado, poco del futuro", se quejaban algunos al salir, reflejando la necesidad de un enfoque más proactivo y menos defensivo.

En este contexto, las expectativas de un "show" que capturara la atención de la audiencia se desvanecieron, dejando a muchos con la sensación de que el mensaje no estaba a la altura de los desafíos que enfrenta Argentina. La combinación de manifestaciones afuera y un discurso cauteloso adentro dejó claro que el camino hacia adelante está plagado de incertidumbres, y que el diálogo con la sociedad es más necesario que nunca.