La fuga de talentos en los organismos científicos y tecnológicos de Argentina se ha convertido en una preocupación crítica. En el último año, el Instituto Balseiro ha registrado la renuncia de 62 docentes, un fenómeno que se intensifica en el contexto del cambio de gobierno, con la administración de Javier Milei comenzando a asumir sus funciones.

Mariano Cantero, director del Instituto, expresó su desesperación ante la situación: "La caída en los salarios de los científicos se ha acelerado a un ritmo alarmante, y la angustia entre los docentes es palpable". A pesar de la rica historia del Balseiro, donde se han formado destacados investigadores, la falta de perspectivas laborales y el alto costo de vida en Bariloche han llevado a muchos a buscar oportunidades en el extranjero.

Este éxodo se ha visto impulsado por la realidad económica del país. La mayoría de las renuncias provienen de investigadores con entre 5 y 10 años de experiencia, que dejan vacantes que son ocupadas por jóvenes recién graduados, creando un desbalance de conocimiento y habilidades. La comparación es preocupante: mientras que los docentes en Argentina ganan salarios significativamente más bajos que sus pares en Brasil, Uruguay o Europa, las ofertas internacionales se vuelven irresistibles.

A la par de este fenómeno, las inscripciones en los programas de posgrado del Balseiro están en caída libre. Este año, por primera vez, no se han registrado estudiantes para el doctorado, una tendencia que refleja la desconfianza en el futuro de la investigación científica en el país.

Cantero también señala la paralización de proyectos clave, como el reactor Carem, que, a pesar de su potencial para contribuir al desarrollo nuclear en Argentina, fue detenido por el gobierno. "Sin inversiones y sin apoyo, el país corre el riesgo de quedarse atrás en áreas cruciales como la ciencia y la tecnología", advierte.

El Instituto Balseiro, fundado en 1955 y reconocido internacionalmente por su formación en ingeniería y física, enfrenta un panorama sombrío. La falta de compromiso del gobierno actual con la ciencia y la investigación plantea serias interrogantes sobre el futuro del desarrollo tecnológico en Argentina, esencial para la movilidad social y el progreso del país.