La producción minera de Argentina experimentó un crecimiento interanual del 4,5% en septiembre de 2024, según el último informe del Indec, impulsada principalmente por la extracción de petróleo no convencional y gas natural. Este repunte, sin embargo, no fue generalizado, ya que otras ramas del sector mostraron resultados negativos, a excepción del carbonato de litio, que continúa en auge a pesar de los desafíos externos.

Petróleo No Convencional y Litio: Los Grandes Impulsores

El sector de los hidrocarburos fue el gran motor de este crecimiento. La extracción de petróleo crudo aumentó un 15,1% interanual, con un papel destacado del petróleo no convencional, que creció un 36,4%, mientras que el petróleo convencional cayó un 5,2%. Este fenómeno se debe en gran parte a la expansión de la formación Vaca Muerta, que sigue consolidándose como uno de los principales recursos no convencionales de la región, y a una menor inversión de YPF en los yacimientos convencionales.

En cuanto al gas natural, la producción mostró un incremento modesto del 2,8% interanual, impulsada también por la extracción no convencional, que subió un 8,7%. Sin embargo, la producción de gas convencional sufrió una caída del 6,7%.

Por otro lado, el litio continúa siendo una de las joyas de la minería argentina. La producción de carbonato de litio creció un impresionante 63,1% interanual, aunque, como sucede con otras materias primas, la caída de los precios internacionales de este mineral ha moderado su desempeño. A pesar de este retroceso en los valores internacionales, el sector sigue siendo uno de los más dinámicos y estratégicos para la economía nacional, con un interés creciente por parte de inversores locales e internacionales.

Otros Sectores Mineros Enfrentan Dificultades

A pesar de los números positivos en ciertos segmentos, otros rubros de la minería experimentaron contracciones significativas. La producción de metales preciosos, como el oro y la plata, cayó un 0,4% interanual, mientras que la extracción de metales no preciosos, como el zinc y el plomo, descendió un 8,2%, en gran parte debido a una fuerte caída en la producción de bullón dorado/doré, que se desplomó un 24,3%.

En el segmento de los minerales no metalíferos y rocas de aplicación, que está estrechamente relacionado con la actividad de la construcción, se registró una caída del 3,8% anual. Esto refleja la paralización de muchos proyectos de construcción en el país, que afecta directamente la demanda de materiales como piedra caliza, yeso y arena.

El Reto del Litio y la Regulación del Sector

Uno de los grandes focos de atención para el gobierno argentino es el futuro de la minería del litio y la explotación de recursos no convencionales. A pesar de la caída de precios internacionales, el gobierno busca promover nuevas inversiones en estos sectores mediante la implementación del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), aunque a dos meses de su lanzamiento, aún se están ajustando detalles normativos.

El RIGI tiene como objetivo atraer inversiones en sectores clave como el litio y el petróleo no convencional, áreas que el gobierno considera fundamentales para el crecimiento a largo plazo. Sin embargo, la incertidumbre global sobre los precios de las materias primas y los desafíos internos en la política económica podrían influir en la efectividad de estas iniciativas.

Proyecciones para el Futuro

A pesar de los desafíos, la minería sigue siendo uno de los pocos sectores industriales con crecimiento positivo en Argentina. Con un incremento acumulado del 6,6% en lo que va del año, el sector parece ser una de las pocas áreas que resiste el impacto de la recesión económica. No obstante, para que este impulso continúe, será crucial que el gobierno logre estabilizar la normativa que regula los grandes proyectos mineros y, al mismo tiempo, fomente la inversión en tecnologías más limpias y sustentables, especialmente en el caso del litio.

En resumen, aunque la minería argentina enfrenta un panorama mixto, los sectores de petróleo no convencional y litio siguen marcando la diferencia, convirtiéndose en pilares fundamentales para la economía del país en los próximos años.