El gobierno argentino ha tomado la decisión de cerrar de manera definitiva la histórica planta de fabricación de billetes ubicada en Don Torcuato, que perteneció a la ex Ciccone Calcográfica y que actualmente es operada por Casa de Moneda. Esta medida, que incluye el retiro de la maquinaria y el cese de operaciones en la planta, fue anunciada por el ministro de Economía, Luis Caputo, quien detalló que el personal afectado, compuesto por unas 270 personas, será "dispensado hasta determinar las políticas a seguir".

Con esta medida, la administración nacional pone fin a la fabricación de billetes en el país, y según Caputo, este cambio permitirá al Estado ahorrar alrededor de 5.040 millones de pesos anuales. El ahorro se generará debido a que, en lugar de imprimir los billetes en la planta de Don Torcuato, el gobierno optará por contratar a empresas extranjeras para producir la moneda, como ya ocurrió con la reciente emisión de los billetes de 20.000 pesos.

El Impacto en los Trabajadores y la Reasignación de Maquinaria
La planta de Don Torcuato, que durante años fue un centro clave para la impresión de billetes y otros documentos oficiales, se encuentra ahora en proceso de desmantelamiento. La decisión afecta a los 270 empleados que trabajaban allí, de los cuales algunos ya no se encontraban en sus puestos debido a que fueron obligados a tomar vacaciones adelantadas.

Según fuentes cercanas al proceso, no todos los trabajadores serán despedidos de manera inmediata, ya que parte del personal podría ser reasignado a otros sectores dentro de Casa de Moneda, cuya sede central está en el barrio de Retiro, en Buenos Aires. Además, la maquinaria de la planta se trasladará a otras instalaciones, especialmente a los depósitos de Retiro, donde se continuará con la producción de chapa patente y la impresión de pasaportes, dejando atrás la fabricación de billetes.

La Polémica por la Licitación de Billetes
El cierre de la planta de Don Torcuato no es una sorpresa total. La Federación Gráfica Bonaerense había anticipado semanas atrás los indicios de un vaciamiento progresivo de la planta. Estos indicios incluyeron dificultades para acceder a divisas para importar insumos esenciales, como tintas, y la exclusión de Casa de Moneda en las últimas licitaciones de impresión de billetes.

Fuentes del personal de la planta revelaron que la decisión del Banco Central de realizar una subasta privada de los contratos de impresión, en lugar de una licitación pública, también generó malestar. Según las mismas fuentes, este procedimiento incumple las normativas establecidas para la contratación pública, ya que no existía razón válida para no abrir la licitación a todas las empresas, lo que podría haber permitido a Casa de Moneda competir por parte de los contratos.

El Futuro de la Infraestructura y la Maquinaria
El futuro de los activos de la planta está en manos de la Agencia de Administración de Bienes del Estado, que ha anunciado que subastará el inmueble de Don Torcuato, lo que podría significar una venta de un patrimonio histórico para la industria gráfica argentina.

En cuanto a la maquinaria de la planta, Caputo explicó que parte de la infraestructura será reubicada para continuar con la producción de documentos como las patentes de vehículos y pasaportes. Tres máquinas de calcografía, esenciales para la fabricación de documentos de seguridad, también serán trasladadas a la sede de Retiro.

El Cierre de Ciccone y la Nueva Estrategia del Gobierno
El cierre definitivo de la planta de Ciccone Calcográfica refleja un giro en la política del gobierno argentino en relación con la fabricación de moneda y documentos oficiales. En lugar de depender de la producción nacional, el gobierno ha optado por externalizar esta tarea, lo que ha generado una mezcla de reacciones, desde la aprobación del ahorro económico hasta las críticas por la falta de transparencia en las licitaciones y el impacto en los trabajadores.

Este cambio también refleja una parte más del enfoque económico del gobierno de Javier Milei, que ha priorizado medidas de ajuste y optimización de recursos, incluso si esto implica trasladar actividades a empresas extranjeras o reducir la capacidad de producción interna. Sin embargo, el futuro de los trabajadores afectados y la venta de activos clave plantea interrogantes sobre las políticas laborales y el manejo de los bienes del Estado en un contexto económico incierto.

En resumen, el cierre de la planta de Ciccone marca el fin de una era en la fabricación de billetes en Argentina y abre un nuevo capítulo en la estrategia económica del gobierno, que sigue apostando por una gestión que privilegia los ahorros fiscales y el manejo más flexible de los recursos públicos.