En una reciente entrevista con DeGremiales, Nicolás Massi, titular de la Asociación Civil SIPOBA (Sindicato Policial de la Provincia de Buenos Aires), brindó una profunda reflexión sobre la situación del personal policial y la necesidad de que los efectivos de seguridad puedan organizarse sindicalmente en el país. Massi, con más de tres décadas de experiencia dentro de la fuerza, destacó que, aunque el sindicato policial es un tema aún tabú en Argentina, las condiciones de trabajo de los agentes son insostenibles sin una estructura que los respalde.
"Hoy, los policías son conscientes de la necesidad de un sindicato cuando les pasan las cosas", afirmó Massi, subrayando que el sindicalismo policial es una práctica común en países como España y Estados Unidos, donde lleva más de un siglo de historia. En ese sentido, explicó que, aunque en Argentina la idea de un sindicato policial aún enfrenta resistencias, la realidad es que "el sindicalismo policial tiene una historia desde el siglo XX". En otros países de Latinoamérica, el sindicalismo en las fuerzas de seguridad también enfrenta desafíos similares a los que se viven en el país.
Massi recordó que el camino hacia la organización sindical en la policía no ha sido fácil. "El sistema policial en Argentina fue muy verticalista, y cuando un policía se salía de la línea, lo mandaban a Bahía Blanca", rememoró el sindicalista, aludiendo a la época en que las fuerzas de seguridad se sometían a un control estricto y a castigos arbitrarios. Según su experiencia, el trabajo policial ha cambiado con los años, pero lamentablemente no en la dirección que se esperaba. "La policía evolucionó, pero para atrás", afirmó, criticando la creciente penetración del narcotráfico dentro de las instituciones de seguridad y el deterioro de la seguridad en la provincia de Buenos Aires.
El sindicalista también se refirió a la grave situación que enfrentan los efectivos, especialmente en cuanto a su salud mental y condiciones de trabajo. "El policía honesto no tiene un refugio institucional. No tiene una institución que ampare al denunciante de hechos ilícitos", denunció. Massi explicó que los policías no cuentan con apoyo psicológico adecuado, y que las consecuencias de este abandono institucional son devastadoras. "El suicidio y la violencia familiar son una realidad muy dura. El policía no tiene donde ir cuando sufre abusos de autoridad o acoso sexual dentro de la fuerza", subrayó. Según él, las denuncias de abusos son tratadas con indiferencia y las víctimas son las que terminan pagando el precio, al ser reubicadas o incluso despedidas por "asuntos internos".
En relación con el entorno político y social, Massi expresó su preocupación por la falta de apoyo que reciben los policías, no solo por parte de las autoridades, sino también de sectores de la sociedad. "Hoy en día, la policía se encuentra sola, sin apoyo social ni institucional", afirmó. Incluso habló sobre la tendencia de ciertos sectores de vincular a la policía con los tiempos de la dictadura para "demonizarla". "Están tratando de atar a la policía con el pasado, con el proceso militar. Eso no ayuda en nada", señaló.
Massi también abordó la cuestión de la seguridad pública y el impacto que la falta de recursos y de respaldo institucional tiene en el accionar de los efectivos. "El policía no tiene seguridad jurídica, no sabe si va a llegar vivo o muerto a la casa", explicó, lamentando que los agentes carezcan de las herramientas necesarias para hacer su trabajo correctamente. Además, señaló que, a pesar de la creciente violencia en barrios peligrosos, la policía se ve cada vez más restringida en su capacidad para intervenir, mientras los delincuentes son recibidos con "abrazos" en algunos sectores de la sociedad.
En su visión, el futuro de la seguridad en Argentina está en juego. "La pregunta es: ¿va a haber policía o no va a haber policía?", se planteó Massi, advirtiendo que, si las condiciones de trabajo no mejoran y el gobierno no asume su responsabilidad en la protección y organización de las fuerzas de seguridad, el panorama podría empeorar aún más.
El testimonio de Nicolás Massi evidencia la urgencia de una reforma en el tratamiento del personal policial en Argentina, que contemple tanto su organización sindical como su bienestar integral. El desafío es claro: mejorar las condiciones laborales y sociales de los efectivos de seguridad para garantizar no solo su protección, sino también la seguridad de toda la ciudadanía.