El reciente despido de Analía Calero, hasta entonces directora de la Dirección Nacional de Estadísticas de Precios (DNEP) del INDEC, ha generado controversia en un contexto de intenso debate público sobre la necesidad de actualizar la metodología del Índice de Precios al Consumidor (IPC). La medida, tomada por el Gobierno y el titular del INDEC, Marco Lavagna, se produjo sin una explicación clara y fue vinculada a supuestas diferencias sobre la gestión de recursos humanos y el cumplimiento de metas. Sin embargo, este despido cobra relevancia en medio de las tensiones entre el Ejecutivo y el organismo oficial respecto a posibles cambios en el IPC.

El despido de Calero se produjo en un momento clave: justo cuando se discutía la desactualización del IPC, el cual no refleja adecuadamente el costo de vida real de los ciudadanos. Además, la Casa Rosada había intervenido en las discusiones sobre la modificación de la metodología para evitar que los cambios en el índice pudieran reflejar un aumento de la inflación. El tema había cobrado importancia debido a la creciente preocupación por la representatividad del IPC, particularmente en cuanto al peso de los precios regulados y tarifas, que tienen un alto impacto en los hogares argentinos.

En las últimas horas, Calero publicó una reflexión en su cuenta de LinkedIn, evaluando su gestión al frente de la DNEP. En el texto, la exdirectora destacó los logros alcanzados durante su mandato y expresó su confianza en que los avances en la nueva metodología del IPC pronto se reflejarán en los datos oficiales. “Confío en que los frutos de este arduo trabajo conjunto pronto se verán reflejados con la publicación de las nuevas metodologías, quedando como testimonio del compromiso y profesionalismo de todo el equipo”, escribió Calero. Esta frase, cargada de significados, abre la puerta a diversas interpretaciones sobre los motivos de su salida del organismo y las diferencias internas en torno a las modificaciones del índice.

En su nota, Calero también mencionó las “eventuales contingencias” que se presentaron durante su gestión y destacó el trabajo del equipo bajo su liderazgo. Según detalló, durante su gestión se mejoraron las condiciones laborales del personal y se promovió su capacitación, logrando cerrar su mandato con un equipo de 212 personas. Además, reconoció la colaboración de diversos sectores en la implementación de proyectos clave, como la actualización metodológica del IPC y la valorización de la nueva metodología de la canasta de pobreza por ingresos.

A lo largo de su gestión, Calero fue un actor clave en la implementación de cambios en el IPC, recibiendo incluso misiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), que se mostraron favorables a la nueva metodología. “Tres de estos proyectos se iniciaron desde cero en esta gestión, logrando un avance significativo, con resultados entre el 80% y el 100% de su desarrollo”, agregó en su evaluación.

El despido de Calero y su reflexión pública sobre su trabajo reflejan no solo las tensiones dentro del INDEC, sino también la complejidad de un proceso que podría tener implicancias en la medición oficial de la inflación, en medio de un contexto económico en el que la inflación sigue siendo un tema sensible y crucial para la estabilidad económica del país.