El Proceso de Reorganización Nacional llegó al INTA: un ajuste sin filtro de Javier Milei
Actualidad 27/11En el marco del polémico "Plan de Reorganización Nacional" implementado por el gobierno de Javier Milei, ahora le tocó al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). A medida que el presidente avanza con su visión de ajuste y reestructuración de las instituciones estatales, el INTA, pilar fundamental para la investigación y desarrollo del sector agropecuario, se encuentra en el centro de una feroz disputa. Esta reestructuración no es vista solo como un proceso de modernización, sino como un agresivo recorte de personal y una privatización encubierta que pone en jaque el futuro de la investigación científica aplicada al campo. Así, el proceso de reorganización nacional, que muchos perciben como un ajuste sin filtros, también trae consigo una serie de conflictos internos que amenazan con transformar al INTA en una sombra de lo que fue.
Trabajadores del INTA Inician Resistencia ante el Plan de "Modernización" que Amenaza el Futuro del Organismo
En un escenario de creciente tensión, trabajadores y trabajadoras del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) han comenzado a organizarse contra lo que consideran un “siniestro plan de modernización” impulsado por el gobierno de Javier Milei. La medida, que incluye la venta de inmuebles y tierras productivas, así como una ola de despidos, ha desatado un fuerte rechazo entre los gremios estatales, quienes convocaron a una movilización frente a la sede central del INTA, ubicada en Cerviño 3101, en el barrio porteño de Palermo.
El gobierno nacional, en su afán por optimizar los recursos del organismo, ha anunciado una reestructuración que incluye la venta de más de 27.000 hectáreas de tierras de las Estaciones Experimentales del INTA. Además, se prevé la eliminación de 1.043 puestos de trabajo, lo que afectaría a más de 200 empleados que quedarían fuera del sistema público. Estas decisiones se enmarcan en un supuesto proceso de “modernización” que, según las autoridades, busca hacer al INTA más eficiente y menos dependiente del presupuesto estatal. Sin embargo, la medida ha sido severamente criticada por sectores sindicales y sociales.
El Consejo Directivo del INTA está votando hoy un plan que algunos califican de “ajuste drástico”. En este contexto, Mercedes Cabezas, secretaria adjunta de ATE Nacional, cuestionó la venta de los bienes del organismo, que se consideran fundamentales para la investigación agrícola, y sostuvo que esta reforma representa un ataque al rol del Estado en la investigación y desarrollo del sector agropecuario.
Por su parte, Manuel Adorni, vocero del Gobierno, defendió la reestructuración asegurando que busca recuperar la eficiencia del INTA, y lo consideró como una respuesta a lo que describió como la “desvirtuación” de su misión durante la gestión anterior, en referencia a la presidencia de Alberto Fernández. Según Adorni, durante los últimos años, el INTA se habría desviado de sus objetivos fundamentales, priorizando cuestiones como la agricultura familiar y la atención a temas no directamente vinculados a la productividad agrícola. Afirmó que la mayor parte de los recursos del instituto se destinan a sueldos, lo que, según él, ha reducido la efectividad del organismo.
La Privatización como Futuro del INTA
El ajuste propuesto no solo apunta a una reestructuración interna, sino también a una privatización progresiva del INTA, una de las instituciones más importantes para el desarrollo tecnológico y la investigación en el campo. Los gremios y las organizaciones sociales advierten que este proceso pondría en peligro la autonomía del organismo y la capacidad del Estado para asegurar la soberanía alimentaria.
En lugar de fortalecer las investigaciones agrícolas y las estaciones experimentales, como ha sido la tradición del INTA, el plan de "modernización" busca reducir el personal y aumentar la participación del sector privado en las investigaciones. Esto podría derivar en la concentración de recursos y poder en manos de grandes empresas agroindustriales, con el riesgo de que los intereses privados prevalezcan sobre el bien común y la innovación científica.
La promesa de optimización de recursos incluye también una descentralización operativa, que según el Gobierno permitirá a las estaciones experimentales regionales una mayor autonomía. Sin embargo, los críticos señalan que esta descentralización podría llevar a una pérdida de coordinación y a una mayor dependencia de los fondos privados, lo que afectaría la calidad de la investigación y la atención a los pequeños productores.
Resistencia Sindical y Movilización Popular
Los sindicatos y organizaciones sociales no tardaron en alzar su voz contra estas medidas. Además de rechazar la venta de tierras y el ajuste en el personal, los trabajadores del INTA temen que este proceso de modernización sea solo un primer paso hacia una privatización completa del organismo, lo que afectaría gravemente la capacidad del Estado para garantizar el desarrollo agropecuario y la transferencia de tecnología a los sectores más vulnerables.
Hoy, frente a la sede del INTA en Palermo, se espera una gran concentración que busca visibilizar el malestar ante lo que muchos consideran una reforma que no solo destruye empleos, sino que también pone en riesgo el futuro de la investigación y el desarrollo agrícola en Argentina.
A medida que el Gobierno avanza con sus políticas de ajuste y reforma, el futuro del INTA parece cada vez más incierto. Las decisiones que se tomen en las próximas semanas tendrán un impacto crucial no solo en los trabajadores del sector, sino también en el futuro del agro argentino.