En el escenario económico actual, la visión pública del presidente Javier Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, contrasta dramáticamente con las inquietudes privadas y las confesiones ocultas del funcionario de Hacienda. Mientras Milei elogia a Caputo como el mejor ministro en décadas y celebra lo que consideran una disminución de la inflación, la realidad detrás de las cortinas revela una serie de preocupaciones y negaciones que afectan la credibilidad de su administración.

En una semana marcada por la inestabilidad económica y política, el mercado no está respondiendo favorablemente a las medidas del gobierno. El sábado pasado, en medio de una crisis que parecía desbordar los límites del control, Caputo se vio forzado a anunciar, de manera precipitada y a través de las redes sociales, una medida desesperada: la venta de dólares para intentar frenar la escalada del tipo de cambio paralelo. Esta intervención, comunicada sin la presencia del presidente Milei, se realizó en un contexto de creciente escasez de dólares y de precios en alza.

Las conversaciones privadas entre Caputo y los círculos de poder económico han desvelado un panorama diferente al optimismo oficial. El sector privado ha advertido al ministro sobre los riesgos asociados con la liberación del cepo cambiario sin contar con reservas suficientes. Según estas conversaciones, si se levanta el cepo sin una adecuada provisión de dólares, el tipo de cambio podría dispararse hasta 1800 pesos, provocando una devaluación de facto que afectaría aún más la economía.

En estos intercambios privados, Caputo ha expresado su preocupación por los precios de julio, influenciados por el traslado del aumento del dólar a los precios en las góndolas. El ministro ha admitido que el presidente Milei le ha solicitado mantener la inflación en niveles cercanos a cero. Sin embargo, Caputo reconoce que este objetivo podría llevar a una recesión más profunda, aceptando que si controlar la inflación significa incrementar la recesión, así será.

La contradicción entre el discurso oficial y la realidad subyacente refleja una crisis de confianza en la política económica del gobierno. Mientras Milei y Caputo presentan una imagen de control y éxito, los mercados y los sectores económicos privados están manifestando serias dudas sobre la eficacia y la coherencia de sus estrategias. La falta de confianza en la capacidad del gobierno para manejar la crisis se evidencia en la respuesta negativa de los mercados y en la creciente volatilidad económica.

En resumen, la narrativa pública de éxito económico de Milei y Caputo contrasta fuertemente con la realidad de un gobierno que enfrenta desafíos profundos y una creciente desconfianza tanto a nivel interno como externo. La falta de una estrategia clara y coherente está exacerbando la crisis, y las medidas desesperadas adoptadas en medio de la turbulencia económica están demostrando ser insuficientes para restaurar la estabilidad en el mercado.