Después de siete meses de intensas negociaciones, la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) ha alcanzado un acuerdo con la Cámara Argentina del Acero para la paritaria de la Rama 21 (siderúrgica). El nuevo convenio otorga un incremento salarial del 121% para el período comprendido entre diciembre de 2023 y junio de 2024.

El acuerdo fue alcanzado tras múltiples rondas de negociaciones, marcadas por la intervención de la Secretaría de Trabajo de la Nación, bajo la dirección de Julio Cordero. La negociación, que vivió momentos de alta tensión, incluyó diversas medidas de presión por parte del gremio, como paros, asambleas y movilizaciones.

El conflicto laboral se intensificó el 1 de febrero, cuando la Secretaría de Trabajo dictó una conciliación obligatoria tras el anuncio de un paro en las plantas siderúrgicas. El proceso de conciliación se extendió hasta principios de marzo, cuando el gremio liderado por Abel Furlán lanzó una serie de seis paros escalonados a lo largo de tres semanas.

Durante las audiencias subsecuentes, las propuestas empresariales quedaron por debajo de las expectativas del sindicato. El 15 de mayo, los trabajadores votaron en un plebiscito, rechazando contundentemente la oferta presentada en ese momento.

En respuesta a la falta de avances, el sindicato organizó una movilización hacia las oficinas del Grupo Techint en Buenos Aires. Abel Furlán acusó al grupo, encabezado por Paolo Rocca, de obstruir la negociación. La movilización fue suspendida en señal de buena fe después de un acercamiento por parte del sector empresarial.

A pesar del significativo incremento del 121% acordado, el gremio advirtió que este aumento aún implica una pérdida del poder adquisitivo del 1,8% al considerar el período de los últimos 14 meses, entre abril de 2023 y junio de 2024. Esta situación refleja las complejidades del contexto económico actual y la continua presión sobre los salarios en el sector siderúrgico.

El acuerdo alcanzado marca un hito en las negociaciones del sector, destacando la capacidad del sindicato para movilizar a los trabajadores y presionar a los empleadores en busca de mejoras salariales. Sin embargo, la pérdida de poder adquisitivo indica que, a pesar del acuerdo alcanzado, los desafíos económicos persisten para los trabajadores del sector siderúrgico.