Mario “Paco” Manrique, secretario adjunto del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA) y diputado nacional por Unión por la Patria (UP), ha vuelto a cuestionar duramente a la conducción de la Confederación General del Trabajo (CGT). Esto ocurre luego de su salida como secretario gremial de la central obrera, un cargo que ocupó hasta hace poco.

Manrique expresó que “los compañeros de la CGT no están a la altura de las circunstancias” y reiteró sus críticas al sector más dialoguista dentro de la central. En sus declaraciones, señaló que los resultados de la estrategia del movimiento obrero frente al gobierno actual han sido un “fracaso histórico”, destacando que el diálogo y la búsqueda de consensos con el gobierno de turno han sido infructuosos.

Para Manrique, el gobierno ha adoptado una postura confrontativa contra los trabajadores y, por lo tanto, la CGT debería tomar una posición más firme y confrontativa frente a las políticas de ajuste. Aseguró que, en este contexto, “pretender buscar equilibrios y consensos con este gobierno es perder el tiempo” y afirmó que la central obrera debe decidir entre alinearse con las políticas de ajuste o tomar un camino de confrontación más claro.

Manrique también lamentó el papel que actualmente desempeña la CGT, considerando que, si la situación no cambia, “los laburantes le van a pisar la espalda al movimiento obrero”. Además, advirtió que, si no se modifica el plan de lucha, el movimiento obrero podría quedar en una posición de debilidad, comparándolos con “idiotas útiles” en el escenario político.

A pesar de su fuerte crítica, Manrique exoneró de sus acusaciones al líder sindical camionero y cotitular de la CGT, Pablo Moyano, destacando su postura más combativa. El dirigente de SMATA también subrayó la necesidad de cambiar la conducción de la central, y abogó por una modificación en el estatuto de la CGT, que permita elecciones el próximo año, con el objetivo de renovarla y ponerla al frente de un movimiento obrero más combativo.

Este llamado a la renovación y la confrontación dentro del movimiento sindical refleja las tensiones internas en la CGT, con una creciente división entre aquellos que buscan un acercamiento al gobierno y quienes consideran que la central debe adoptar una postura más radical frente a las políticas del Ejecutivo.